CafialamafiaProd ♪
Letra: KDM
Production: Jordan Beats (DIDKER Collabo)
Mi fortaleza es mi mente, no esperes que se derrumbe.
Sonando siempre más fuerte, tambores de combate. El alma penitente aprieta como nunca.
Suelta!, libérate!. Tengo el arma cargada y munición de sobra.
Enmarco los recuerdos, la hall of fame en llamas.
Ecos en las montañas, tu puerta está cerrada.
A oscuras como un gato controlo cada sombra, pureza tóxica, maldad domada, expiro y me desvanezco dentro del todo eterno.
Velitas por un alma, calma tras mil combates, rendido a la victoria, legado de mi sangre, compromiso de vida, dime ¿quién era entonces?, lágrimas y una tierra que espera cuando llegues.
Cenizas que respiras, imágenes paradas, he pausado la historia, yo escribo en tu mirada, mil millones de años y acaba de nacer, una madre y un hijo dispuesto a perecer, todas las nanas de este mundo son un requiem.
El hijo de la vida, sudor, sangre y nacer, partida repetida, se va para volver, escombro de la infamia, parado está el poder, una mirada lenta y vuelve a amanecer. Podrido lo prohibido, no vale nada tu ley, el sendero perdido lo dibujan sus pies.
La luz de la mañana, la línea que camina, el telón invisible dónde todo despierta. La oscuridad se duerme, el brillo la acaricia, destellos que descienden, noche que espera día. Pérdida y recompensa, recomponiendo el prisma, un granito de arena, tiempo que precipita, el mismo movimiento, otra vuelta infinita, la parábola suave que se aleja sin prisa, una distancia, un recorrido, un punto de partida.
Donde empezó, termina, ya se acabó y comienza, ovillo de verdad que se deshila.
Afila bién, enemigo vigila. Ininterrumpida guardia, permanente vigilia, carita triste donde está la alegría.
Yo mismo te lo dije y tu ya lo sabias, alubias en el plato, no hay comida y dos ostias, el manjar de los dioses, unas migajas duras.
Letra: KDM
Production: Jordan Beats (DIDKER Collabo)
Mi fortaleza es mi mente, no esperes que se derrumbe.
Sonando siempre más fuerte, tambores de combate. El alma penitente aprieta como nunca.
Suelta!, libérate!. Tengo el arma cargada y munición de sobra.
Enmarco los recuerdos, la hall of fame en llamas.
Ecos en las montañas, tu puerta está cerrada.
A oscuras como un gato controlo cada sombra, pureza tóxica, maldad domada, expiro y me desvanezco dentro del todo eterno.
Velitas por un alma, calma tras mil combates, rendido a la victoria, legado de mi sangre, compromiso de vida, dime ¿quién era entonces?, lágrimas y una tierra que espera cuando llegues.
Cenizas que respiras, imágenes paradas, he pausado la historia, yo escribo en tu mirada, mil millones de años y acaba de nacer, una madre y un hijo dispuesto a perecer, todas las nanas de este mundo son un requiem.
El hijo de la vida, sudor, sangre y nacer, partida repetida, se va para volver, escombro de la infamia, parado está el poder, una mirada lenta y vuelve a amanecer. Podrido lo prohibido, no vale nada tu ley, el sendero perdido lo dibujan sus pies.
La luz de la mañana, la línea que camina, el telón invisible dónde todo despierta. La oscuridad se duerme, el brillo la acaricia, destellos que descienden, noche que espera día. Pérdida y recompensa, recomponiendo el prisma, un granito de arena, tiempo que precipita, el mismo movimiento, otra vuelta infinita, la parábola suave que se aleja sin prisa, una distancia, un recorrido, un punto de partida.
Donde empezó, termina, ya se acabó y comienza, ovillo de verdad que se deshila.
Afila bién, enemigo vigila. Ininterrumpida guardia, permanente vigilia, carita triste donde está la alegría.
Yo mismo te lo dije y tu ya lo sabias, alubias en el plato, no hay comida y dos ostias, el manjar de los dioses, unas migajas duras.
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